Hola, soy Javier Vrandecic

Cómo llegué aquí

A los 4-6 años mi madre me enseñó el valor del dinero. Vendía galletas en la salida de su jardín infantil. A los 8 vendía marshmallows en el colegio. A los 15-18, alfajores. No vengo de una familia de dinero, pero me enseñaron que nadie te va a regalar nada. Debes trabajar, ahorrar, y ser independiente en todo sentido.

A los 12 años armé mi primer computador pieza por pieza. Procesador, RAM, placa madre, todo. No para jugar mejor. Sino que para entender cómo funciona un sistema desde dentro.

A los 13, cuando me quitaban el módem de internet, aprendí Linux para encontrar alternativas, gracias a los vecinos que no protegían bien sus redes de wifi pude seguir jugando donde fuese. No por rebelión. Por curiosidad técnica pura.

A los 14-15 descubrí la automatización en videojuegos. Escribí scripts que subían de nivel personajes mientras dormía. Mi primera experiencia programando “sistemas que trabajan solos”.

A los 16-17 administré servidores de juegos online (Ragnarok, Mu). Aprendí de hostings, bases de datos, y monetización digital. Me hackearon dos veces. Aprendí más de esos ataques que de cualquier tutorial.

A los 18-19 me tomé un año sabático. Salí de fiesta, creé grupos masivos en Facebook para planificar fiestas en el Sector Oriente de la Capital, y me di tiempo para decidir qué hacer con mi vida. Terminé el colegio con promedio 5, pero ese año me sacié de fiestas y obtuve despeje mental.

A los 19 descubrí Meta Ads cuando recién llegaba a Latinoamérica. Con $1 USD llegaba a 10,000 personas. Vendí productos de AliExpress hasta que decidí parar por temas legales potenciales.

A los 20 entré a Ingeniería Comercial mención Finanzas. Sin saberlo, ese año de “despeje” fue clave: cuando entré a la universidad, ya no tenía ganas de salir de fiesta. Me enfoqué completamente en estudiar. Me convertí en profesor ayudante de contabilidad, evaluación de proyectos, y otros ramos de finanzas. Me gradué a los 25 años con promedio general 6.1 (Nota Máxima 7).

A los 20 también traje el fútbol burbuja a Chile. Mi primer emprendimiento físico.

Entre los 20-25, mientras estudiaba, fui el mejor vendedor de Valle Nevado durante 5 años consecutivos… sin saber que estaba haciendo email marketing. Solo enviaba mensajes semanales sobre el clima de la montaña y promociones con valor a mi base de 1,000 contactos en WhatsApp. 10% de comisión sobre cada venta. Con eso me compré mi primer auto.

A los 23, durante la universidad, empecé a trabajar de Uber con un auto usado de $3,000 USD. Antiguo, sin aire acondicionado, sin radio (pero tenía un parlante y un ventilador portátil… algo es algo, también de AliExpress jajaja).

A los 24, ahorré $13,000 USD y me compré una camioneta más grande para llevar más personas. Con voz seria yo siempre preguntaba: “El auto no se mueve si no me responden: ¿qué prefieren, reggaetón o electrónica?”. Desde ahí rompía el hielo en segundos. La gente me comenzó a grabar por mi personalidad. Sin planearlo, terminé creando contenido.

A los 25 me convertí en YouTuber e influencer. 97K seguidores IG, 55K subs YouTube en 6 meses. Aprendí de algoritmos, edición, copys, embudos. Luego conocí a Bryan Tracy y su concepto de Ikigai. Dejé las redes para encontrar mi propósito real.

Entre los 25-28 cerré $2.88 millones de dólares en ventas de inversiones, automatizando la prospección con email marketing educativo. Me certifiqué ante la CMF como asesor financiero. Cuando la empresa me dijo “Debes adaptarte a nuestro sistema, te pagamos por vender, no por innovar”, renuncié.

A los 27 empecé a documentar mi vida completa de manera interna. Cada recuerdo, cada aprendizaje, cada patrón. Para entender quién soy realmente.

A los 29 descubrí la IA, las automatizaciones no-code, y N8n. Todo lo que había aprendido en 17 años convergió en un punto: crear sistemas inteligentes que resuelven problemas reales.

¿El patrón que se repite desde los 4 años?

Si puedo venderlo, lo vendo. Si hay un sistema con reglas, encuentro cómo optimizarlo. Si algo es repetitivo, lo automatizo. Si es caro y complejo, busco la forma simple y accesible.

Hoy tengo 31 años. Y eso es exactamente lo que hago para mis clientes.

Mi filosofía de trabajo

Cuándo trabajamos bien juntos

Mi stack tecnológico actual

Y aprendo nuevas herramientas cada semana.